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La historia del Fondo Amy Mandel y Katina Rodis
A finales de los años ochenta, mis padres, Barbara y Mort Mandel, dirigieron fondos para hermano, mi hermana y para mí, para usarlos de manera filantrópica. Estos fondos se mantienen dentro de su fundación The Barbara and Morton Mandel Family Foundation y se renuevan anualmente. Mi fondo ahora se llama Amy Mandel and Katina Rodis (AMKRF, por sus siglas en inglés). Generalmente, el 75 por ciento de los fondos de la AMKRF provienen de la Fundación de mis padres, mientras que el 25 por ciento proviene de mi fideicomiso personal.
Con el objetivo de utilizar esta riqueza para la justicia social, inmediatamente busqué a otrxs, incluyendo The Haymarket People’s Fund, para que me ayudasen a averiguar cómo usar mejor este dinero al servicio de la justicia. En ese momento Haymarket era un colectivo basado en Boston de gente con riqueza heredada comprometida a usar dinero para el cambio. Mi participación me introdujo en una visión alternativa de la filantropía. Haymarket ha evolucionado desde entonces lejos de un modelo impulsado por el financiador y ahora se define como «una Fundación anti-racista y multicultural que se compromete a fortalecer el movimiento por la justicia social en New England.»
Durante muchos años, el trabajo de AMKRF fue informal. Como la salud lo permitió, investigué para encontrar nuevas organizaciones que estaban haciendo el tipo de trabajo que admiraba mientras también hacía donaciones a organizaciones y líderes que ya conocía. Pero la primavera del 2010 trajo una recaída severa de cuatro años del síndrome crónico de la fatiga. Incluso con el aporte y colaboración de Katina, se hizo cada vez más difícil investigar las mejores prácticas, mantener relaciones con lxs beneficiarixs y desarrollar el trabajo estratégicamente.
En la primavera del 2011 hice mi primer contrato de personal y Jennifer Langton fue contratada a tiempo parcial para administrar subvenciones y continuar construyendo relaciones con lxs beneficiarixs. Un año más tarde Jennifer comenzó a trabajar a tiempo completo. La pasantía Tzedek inició en el invierno del 2012. Eventualmente, este programa se transformó en la beca Tzedek de justicia social y contraté a un personal de tiempo completo para administrar este programa, y creé una posición de personal a tiempo parcial para ayudar con las operaciones en el 2016. (Heather Laine Talley y Lindsay Majer actualmente sirven en estas capacidades, respectivamente.) A medida que crecían nuestras ofertas de programación, se hizo evidente que necesitábamos expandir nuestra capacidad. Marsha Davis se unió a nuestro equipo en abril del 2018. Las biografías del personal de AMKRF están disponibles aquí.
En los primeros años de AMKRF las subvenciones se realizaron en gran medida a organizaciones sin fines de lucro que trabajaban hacia la igualdad y equidad para las personas LGBTQ y a las organizaciones judías progresistas que trabajaban a favor de la justicia social.
En los últimos seis años, a medida que mi análisis en torno a la justicia racial se ha profundizado, se hizo más obvio para mí que no puede haber justicia sin justicia racial y que los esfuerzos hacia la reforma dentro de este sistema no son suficientes. También he crecido para entender lo difícil que es y el tiempo que consume para las pequeñas organizaciones de base y para lxs creadores de cambio individuales que son tan indispensables para los movimientos de justicia social, el poder encontrar la financiación adecuada para sostener su trabajo. Actualmente, nuestro trabajo se centra en fortalecer organizaciones sin fines de lucro y de base y activistas que trabajan en tres áreas principales: derechos LGBTQ, justicia racial y lucha contra el antisemitismo. Cada vez más, los subsidios del fondo apoyan el trabajo en Asheville y la región circundante. (Un resumen reciente de nuestrxs beneficiarixs actuales se puede encontrar aquí.)
En el 2017 también se tomó la decisión de pausar nuestra programación para construir y profundizar nuestro análisis como equipo y refinar, aclarar y añadir a mi visión para que sea nuestra visión -una que coincida con las realidades que enfrenta nuestra comunidad y una que el equipo pueda sostener y desarrollar fácilmente, si necesito apartarme para cuidar de mi salud. Lo que aprendamos informará tanto a nuestra programación como a nuestra filantropía a medida que vamos avanzando.
Mi viaje de aprendizaje está en curso, y a partir de esta escritura, estoy explorando lo que realmente es la filantropía impactante, justa y equitativa. Junto con el personal, estoy trabajando para hacer que nuestros esfuerzos de programación y nuestras actividades de otorgamiento de subvenciones se alineen con nuestros valores, sabiendo que nunca hay un camino hacia adelante que sea simplemente «correcto». Seguimos para encontrar nuestro camino.
Uno de los primeros pasos que tomamos fue un auditoría contra la opresión, llevada a cabo por The Adaway Group. Hasta el 2018, nuestro personal había sido exclusivamente mujeres blancas (un patrón demasiado común en el sector sin fines de lucro y filantrópico), y esta auditoría comenzó el proceso de desentrañar las formas profundas e insidiosas en las que la supremacía blanca se reflejaba en nuestra cultura organizacional y en nuestras prácticas.
En el 2018, el Equipo AMKRF y yo empezamos a trabajar con tres consultores estelares: Tamiko Ambrose Murray, Beth Trigg y Gita Gulati-Partee. Beth y Tamiko nos guían a través de varios procesos incluyendo 1) la construcción de un análisis colectivo sobre la supremacía blanca, el poder y la liberación; 2) la facilitación de un proyecto de investigación participativa en la comunidad de Asheville para evaluar cómo el fondo puede servir mejor tanto en términos de otorgamiento de subvenciones como de programación; y 3) en el establecer prácticas internas que utilicen enfoques transformativos para la comunicación, el poder y la toma de decisiones. Gita Gulati-Partee nos está guiando para alinear nuestras prácticas de otorgamiento de subvenciones para que sean cada vez más estratégicas, equitativas y transparentes.
Como oficial visionario principal de AMKRF, me centro en que nuestro equipo construya relaciones auténticas con lxs beneficiarixs, las partes interesadas, lxs colegas en la filantropía progresiva y lxs miembros de nuestra comunidad. Estas relaciones nos ayudan a aprovechar nuestras fortalezas, a entender dónde estamos fallando, y a implementar mejores prácticas en la concesión de subvenciones.
Hay un movimiento en la filantropía que plantea gastar los fondos de una fundación, esencialmente liquidar la riqueza acumulada en un esfuerzo por contrarrestar la inequidad intrínseca en el trabajo filantrópico. No he escogido esta ruta. El fondo está financiado anualmente por la fundación familiar de mis padres, y es improbable que la financiación se renueve si tomo ese camino.
Una de las razones por las que nuestra actual pausa en la programación es tan importante para mí es porque nos da la oportunidad de construir y profundizar nuestro análisis como un equipo y refinar y tal vez reformar mi visión para que sea una visión creada en colaboración con el equipo y la comunidad local.
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