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Por Heather Laine Talley
Durante nuestra “pausa por la causa”, AMKRF ha entrado en un tiempo de reflexión organizacional y de desarrollo de análisis. Como parte de nuestro trabajo, estamos compartiendo reflexiones acerca de lo que hemos aprendido en el proceso de construcción de relaciones entre nosotrxs y analizando el poder, la supremacía blanca y la opresión, junto con la liberación.
“Uno de los propósitos de enumerar las características de la cultura de la supremacía blanca, es señalar cómo por medio del uso inconsciente de estas características, y el establecimiento de ellas como normas y estándares, las organizaciones hacen que sea difícil, si no imposible, abrir la puerta a otras normas y estándares culturales. Como resultado, aunque en muchas de nuestras organizaciones decimos querer ser multiculturales, en realidad sólo le permitimos la entrada a otras personas y culturas si se adaptan o si se ajustan a las normas culturales ya existentes. Ser capaz de identificar y nombrar las normas y estándares culturales que deseas, es un primer paso para dar espacio a crear una organización verdaderamente multicultural.» Kenneth Jones y Tema Okun ***
Desempacar la cultura de la supremacía blanca– la forma en que aparece en nuestras organizaciones, en nuestros hogares, en nuestras palabras y en nuestros pensamientos – trasciende el análisis superficial sobre la equidad. Como hemos compartido, AMKRF ha estado reflexionando sobre cómo la supremacía blanca se refleja en nuestra cultura y estructura organizacional.
Desde las protestas violentas en Charlottesville, las imágenes de lxs nacionalistas blancxs aparecen diariamente en nuestro panorama de los medios de comunicación, pero estas imágenes están dominadas por las caras de los hombres blancos, que muestran su violencia, rabia y desprecio sin reservas. Pero la cultura de la supremacía blanca tiene género. Las mujeres blancas ejercen la supremacía blanca… de una manera diferente. La supremacía blanca y las normas de género patriarcales convergen para crear un lodo tóxico de comportamientos que afectan el modo en el que se ve el racismo de las mujeres blancas. A menudo, el racismo perpetuado por las mujeres blancas es menos visible, pero es peligroso pensar que es menos perjudicial.
A medida que nuestro análisis de la supremacía blanca ha crecido, me he preguntado ¿cuáles son las formas cotidianas en las que las mujeres blancas aparecen y las cuales sostienen la supremacía blanca en un sector que aparentemente trata de hacer del mundo un lugar más justo?
Durante las últimas dos décadas, he trabajado en la educación y en organizaciones sin fines de lucro; espacios en los que las mujeres blancas ocupan posiciones de liderazgo de forma desproporcionada. Soy una mujer queer blanca, sureñe, con la disposición, la educación y las credenciales que son (sobre) valoradas en estos sectores. Históricamente, AMKRF ha sido liderada exclusivamente por mujeres de raza blanca y mantiene un personal blanco de manera desproporcionada.
Para mantener el espíritu del trabajo fundamental y de gran importancia realizado por Tema Okun y Kenneth Jones sobre las características de la cultura de la supremacía blanca, he recopilado una lista de las características que he observado en otras mujeres blancas y en mí misme con consecuencias insidiosas. Con frecuencia podía sentir en mi cuerpo que algo no estaba bien, pero me faltaba el lenguaje para conectar lo que estaba ocurriendo con los patrones profundos y arraigados de la supremacía blanca.
Nombrar estos patrones no se trata de desafiar a otras mujeres blancas o distanciarme a mí misme de la blancura. Mi propio comportamiento refleja estos patrones y ha perpetrado un daño de formas que no comprendía en el momento. Se me ha llamado la atención acerca de estas prácticas. A veces, he oído lo que la gente estaba tratando de decirme. En otros casos, me ha llevado años poder ver el impacto de mis comportamientos.
Creo que los siguientes patrones son una parte importante de la historia del por qué un sector que tiene como objetivo hacer el bien, muchas veces no alcanza su visión.
Rechazo del poder
Uno de los efectos del patriarcado es que las mujeres blancas tienen una relación complicada con el poder, lo que conduce a negar/ ignorar y minimizar continuamente la cantidad de poder que tenemos. Invitamos a la gente a colaborar sin nombrar explícitamente, a quien tiene el poder al momento de tomar las decisiones. Invitamos a que otras personas nos den su retroalimentación y luego a proceder con nuestra versión de lo que es mejor. En realidad, nosotrxs colaboramos artificialmente Otra forma en la que negamos nuestro poder es diciendo “no sé” mucho. El no saber es a menudo una pantalla para “Averiguar sería demasiado trabajo.” “La respuesta a tu pregunta revela las prácticas in-equitativas que no quiero asumir.” “Nunca he hecho esa pregunta, pero estas apuntando a algo importante. Me da vergüenza el no haber hecho tu pregunta antes.”
Antídotos: Una auto-reflexión profunda sobre el poder que tenemos y cómo se ve ese poder de manera saludable. Cultivar las relaciones con las personas que nos darán una retroalimentación honesta acerca de cómo ejercer el poder. Comunicación transparente sobre nuestro poder con lxs colegas y la comunidad. Respuestas concretas a comentarios y preguntas, por ejemplo, “Déjame averiguar y volver a ti para tal X fecha.”; “Lo que estás preguntando es sobre algo en donde estamos fallando para poder vivir nuestros valores / misión / visión.”; “Esa política / decisión / manera de hacer las cosas no está informada por un conocimiento profundo de la equidad, y eso es un problema que estoy comprometidx a resolver haciendo X cosas.” La honestidad acerca de quién tiene el poder de tomar decisiones, cuándo se han tomado las decisiones, y si efectivamente o no las contribuciones adicionales van a cambiar una decisión.
Obsesión con el futuro
Las mujeres han heredado los modelos patriarcales y capitalistas de liderazgo. Un enfoque en el crecimiento, expansión, o trabajo hacia una visión ambiciosa a menudo supera lo que está ocurriendo en el momento presente. Las relaciones no se cultivan. La retroalimentación se descarta. Esta obsesión con lo que se avecina (más allá de lo que es) lleva a las mujeres blancas a pasar por alto los retos que necesitan ser atendidos en el momento actual. Justificamos esto, imaginando que la visión futura abordará mágicamente los problemas de la realidad actual. Irónicamente, al descartar las realidades actuales en favor de una visión del futuro es una manera segura para desvirtuar el futuro.
Antídotos: Las prácticas de conexión con la energía de la tierra que construyen nuestra capacidad para regular las reacciones del sistema nervioso que se alimentan de la urgencia y la ansiedad. Chequeos periódicos con el personal, las juntas directivas, y lxs voluntarixs y reflexionar sobre las siguientes preguntas: ¿La forma en que estamos llevando a cabo esta reunión refleja nuestros valores? ¿Están mis valores (y nuestros valores organizacionales) reflejados en la forma en que me estoy comportando y en las opciones que estoy tomando en este momento y en esta situación? Construir relaciones con profundo cuidado, las cuales se centran en las necesidades actuales de las personas. Elaborar objetivos que fomenten la cultura que se centra en la transformación de los patrones organizacionales existentes de la cultura de la supremacía blanca. La articulación y el desarrollo de los procesos de rendición de cuentas sobre los parámetros para medir la transformación organizacional.
Escenario anti-racista
Competir por quién es el mejor aliadx blancx en la habitación (a menudo arrastrando públicamente a otras mujeres blancas), el establecimiento de la experiencia contra el racismo, y con urgencia tratar de construir relaciones con la gente de color para hacer el mundo inmediato menos homogéneo, son diferentes maneras en las que las mujeres blancas se muestran como actores anti-racistas. Un profundo deseo de distanciarnos de la supremacía blanca (en lugar de luchar con nuestro papel en el mantenimiento de la supremacía blanca) conduce al escenario anti-racista.
Antídotos: Comprobación de nuestros egos mediante la reflexión sobre nuestros deseos para generar reconocimiento. La construcción de relaciones significativas con otras personas blancas que están activamente en contra del racismo. Resistir la auto-promoción anti-racista, especialmente con las personas de color. Compartir honesta y humildemente sobre los esfuerzos anti-racistas cuando se te pregunte. Practicar el anti-racismo en todos los grupos blancos, con nuestra familia, con les compañerxs de trabajo blancxs, y con lxs vecinxs blancxs.
Aportar más de la cuenta
En mi experiencia, este es el rasgo más difícil de ver para las mujeres blancas como un emblema de la supremacía blanca. “Me entregué tanto por la causa, yo trabajo tan duro por el movimiento. ¿Cómo puede eso ser algo malo?” Trabajar más allá de la capacidad conduce al resentimiento, y alguien va a pagar por ese resentimiento. A menudo, habrá estallidos. Agredimos. Cuando el trabajo no sale de acuerdo con el plan, alguien va a ser culpadx y probablemente penalizadx. Dada la estructura de poder existente, las personas de color pagan las consecuencias de forma desproporcionada por nuestro exceso de trabajo.
Antídotos: El cultivo de la conciencia somática de nuestros propios límites. Parar cuando estemos usando toda nuestra capacidad. Resistir la glorificación (o celebración) de estar siempre ocupadx. Dar retroalimentación positiva cuando vemos a nuestrxs colegas honrando sus necesidades.
La amabilidad por encima de todo
El patriarcado siembra un profundo miedo al conflicto en las mujeres. Cultivar miedo al conflicto es una estrategia probada y verdadera para mantener a las mujeres bajo control. Este miedo al conflicto se refleja en los patrones de comunicación de las mujeres blancas. La respuesta pasivo-agresiva, la comunicación indirecta o la mentira son formas en las que las mujeres blancas mantienen un alcance estricto de “amabilidad”. Una forma insidiosa en las que las mujeres blancas dan prioridad a la amabilidad es mediante la neutralización de la incomodidad. Cuando se ofrece información crítica, las mujeres blancas a menudo recurren a la conversación de “mira el lado bueno.” Señalar a la supremacía blanca es considerado como “ser negativx.” Esto tiene el efecto de avergonzar a la gente e ignorar la información esencial sobre el impacto de una organización.
Antídotos: Escucha profunda a través de la incomodidad. Construcción de la capacidad de navegar el conflicto. Dar prioridad a la autenticidad (incluyendo toda la gama de emociones humanas) sobre la amabilidad. Construir culturas de organización donde se aprecie y fomente la comunicación directa.
Confundir la informalidad con la equidad
Cuando las mujeres blancas creemos que no somos suficiente, nuestra baja autoestima nos lleva a no fijarnos límites o fronteras. Tratar de ser todo para todxs y complacer a la gente toma muchas formas – no comunicar las expectativas, la dinámica de transformación, y el pensamiento obsesivo sobre lo que otrxs piensan de nosotrxs en lugar de nuestro impacto. Tratar de estar “abajo” lleva más tiempo y atención que el desmantelamiento de las prácticas de racismo institucional y la dotación de recursos para lxs demás.
Antídotos: Completar las auditorías de equidad organizacional. Definir claramente los objetivos y los resultados deseados. Apartarse del trabajo.
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Las mujeres blancas no son las únicas personas que exhiben estos rasgos, y las organizaciones sin fines de lucro no son las únicas estructuras en las que dichos rasgos aparecen. Pero como quienes mantienen el poder en las organizaciones sin fines de lucro, el comportamiento de las mujeres blancas forma el contexto de las culturas organizacionales en las organizaciones sin fines de lucro.
Estos rasgos recorren un largo camino para explicar el por qué vemos los patrones recurrentes de la supremacía blanca que aparecen en las organizaciones sin fines de lucro – desde la retención abismal del personal de color hasta las estrategias que descentran a las personas impactadas directamente.
El nombrar cómo nuestras formas de presentarnos e interactuar tienen sus raíces en las estructuras opresivas y violentas de este tiempo y lugar, libera todo lo que es posible. Cuando conocemos más, podemos hacerlo mejor.
*** Estoy profundamente agradecide por el trabajo de Kenneth Jones y Tema Okun. La estructura de su artículo inspiró esta reflexión, y su revelación de la cultura de la supremacía blanca me ha cambiado profundamente. Y me ayudó a verme a mí misme en maneras en las que necesitaba hacerlo. Estas ideas fueron moldeadas profundamente por las conversaciones con Marsha Davis y por los procesos facilitados por Tamiko Ambrose Murray y Beth Trigg. Jessica Fish ofreció una retroalimentación increíble, al igual que Kristin Wilson, quien también contribuyó a varios de los antídotos indicados anteriormente. Estoy agradecide con cada unx de ustedes.