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En 2021, Tzedek adoptó lo que hemos denominado una junta administrativa dirigida por la comunidad. Al igual que muchas fundaciones privadas, nuestra antigua junta directiva contaba con la dirección de la fundadora y financiadora. La transición a una junta compuesta por líderes de las comunidades BIPOC, LGBTQ y judía de Asheville refleja un cambio monumental en la redistribución del poder de gobernanza.
La mayoría de las fundaciones privadas priorizan la experiencia filantrópica, las habilidades legales y financieras, o las conexiones familiares. Tzedek inició el reclutamiento de la junta directiva mediante tres preguntas. ¿Quién tiene la sabiduría que se obtiene de la experiencia vivida? ¿Quién tiene más experiencia en el trabajo para el cambio en las organizaciones de base y en las instituciones dominantes? ¿Quién representa los valores y las prácticas que son el núcleo de Tzedek?
Para ello, invitamos a ocho líderes de la comunidad, que incluyen a siete mujeres de color, a formar parte de la primera junta directiva de Tzedek, que cuenta con toda la autoridad de toma de decisiones, asesoramiento y gobernanza de las juntas administrativas.
Además, queríamos re-imaginar el carácter en sí de las juntas, por lo que le pedimos a este grupo que se reuniera para servir como un consejo sabio, como las madrinas de Tzedek, encargadas de decir la verdad tal y como la ven, para ofrecer sus visiones creativas y para servir como puentes inestimables entre Tzedek y las comunidades a las que apoyamos.
Como parte de nuestra reflexión sobre la redistribución y la siembra del poder, le hicimos tres preguntas a nuestra junta directiva:
- ¿Cómo ha incrementado Tzedek la confianza con la junta directiva?
- ¿Cómo podrían Tzedek y otras organizaciones filantrópicas ceder el poder y generar poder comunitario con su junta directiva?
- ¿Qué significa para ti formar parte de una junta directiva dirigida por la comunidad?
Esto es lo que compartieron…
«Es raro que las instituciones filantrópicas compartan su poder de forma significativa, o del todo, con las comunidades a las que apoyan. Hay muchas fundaciones cuyas juntas directivas no reflejan ni incluyen a las personas que están más cerca de los problemas. Sin embargo, fundamentalmente, la filantropía es un acto de justicia social, que incorpora la creencia en que todos los seres merecen la oportunidad y los recursos para prosperar. La frase ‘nada sobre nosotres, sin nosotres’ expresa la necesidad esencial de que las decisiones filantrópicas cuenten con la información y la orientación de quienes se beneficiarán de ellas. Me enorgullece formar parte de Tzedek, que cumple con esta premisa de muchas maneras, desde su junta directiva dirigida por la comunidad, hasta la concesión de subvenciones dirigida por la comunidad, el ser una organización de aprendizaje que siempre entabla diálogos abiertos con las diversas comunidades a las que apoya, y el abogar ante las fundaciones por las prácticas filantrópicas transformadoras. La mejor manera que tiene la filantropía para ‘empoderar’ a las comunidades a las que sirve es ‘compartir el poder’ con ellas. ¡Tzedek lo está haciendo!»
– Althea Gonzalez
«Me encanta formar parte de una junta dirigida por la comunidad, porque siempre me confirma la capacidad de liderazgo que tienen las comunidades de color. Valoramos la experiencia vivida y otras formas de conocimiento y acción que van más allá de la cultura blanca dominante y del capitalismo.»
– Desiree Adaway
«Hay un compromiso para escuchar profundamente a las demás personas. Cuando se presentan decisiones importantes a la junta, hay un esfuerzo para garantizar que se escuche a todo el mundo y que se atiendan las preocupaciones. Siento que lo que digo sí importa. Para mí, el paso más importante a la hora de ceder el poder es la voluntad de escuchar y responder a lo que se aprende de la junta directiva y de las comunidades a las que se apoya. Es importante saber escuchar la experiencia de las personas que sufren la opresión e incluirlas en el proceso de toma de decisiones. Y entender su papel claramente dentro de eso. A menudo esto significa que hay que trabajar para crear confianza y que la cultura de la junta directiva es un espacio donde se valora la experiencia que viven las personas en la misma medida que los conocimientos técnicos.»
– Tamiko Ambrose Murray